Acción para la animación lectora
Antes
de comenzar la lectura de este poemario, interesaría hacer saber a los
alumnos que la poesía traspasa el papel y que es capaz de ayudar a
muchas personas. La propia escritora, Elvira Sastre, contó en sus redes
sociales cómo un centro de mujeres maltratadas de Latinoamérica contactó
con ella para agradecerle su poesía. En las paredes de los pasillos de
dicho centro se colocaron los trozos de uno de los poemas más hermosos
de la poeta segoviana, donde se describen los doce días posteriores a
una ruptura. El poema comienza así:
Día Uno sin ti;
te echo tanto de menos que en mi reloj aún es ayer.
[...]
Las
mujeres del centro le hiceron saber a la joven poeta que su poema fue un impulso, que las
animó, que todas tenían el mismo objetivo: llegar al día doce.
Día Doce sin ti:
he conocido a alguien,
soy yo.
Voy a darme una oportunidad.
En definitiva, esta es una hermosa historia real que animará a los alumnos a querer conocer más sobre esta poeta contemporánea.
Reseña:
Fecha de edición: 2016
Colección: Visor de Poesía
Número de páginas: 72
Precio: 12,00 €
La soledad de
un cuerpo acostumbrado a la herida es la quinta obra de Elvira Sastre, una joven poeta nacida en Segovia en 1992. Tras comenzar en 2013 con Tú la acuarela/Yo la lírica junto a Adriana Moragues, se lanza en solitario un año después con Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo
y Baluarte. Dos años más tarde, publica Ya nadie baila, para terminar
de forma momentánea con La soledad de
un cuerpo acostumbrado a la herida.
En este poemario, Elvira sigue fiel al estilo tan personal que le
caracteriza. No obstante, es cierto que en esta obra se nota la
madurez que ha ido fraguando durante todos estos años, demostrando nuevamente que estamos ante una de las grandes poetas de nuestro país.
A lo largo de la obra, y como forma de introducir algunos poemas,
Elvira cita a grandes autores como Pedro Salinas, Luis García Montero o
Benjamín Prado.
La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida consta de 26 poemas
en los que Elvira logra tocarte la herida, la hace sangrar, y consigue
dolerte tras cada línea escrita como si te conociera. Tras la herida y el dolor,
llega la sanación. Elvira te abraza poéticamente, junta todos tus
miedos metiéndolos en cajas de cristal y los deshace tras cada poema.
La joven te traspasa sin necesidad de tocarte, hace suya tu historia y
por un instante, el tiempo se para y tú haces propia la suya.
¿Por qué leer este poemario?
Sin lugar a dudas, los versos de La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida transmiten una emoción que dificilmente alcancé con otras obras. Es increíble la manera en la que esta autora expresa la lucha entre cuatro paredes del amor y el deseo de independencia. Así, el libro encierra una descripción de sentimientos rotos que provoca una lectura placentera que te atrapa, te vacía y te alivia por dentro.
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